La culpa es solo una excusa para no responsabilizarnos de las cosas. No tiene ninguna utilidad, la culpa paraliza las acciones pero no aporta nada nuevo, no soluciona problemas, no aporta bienestar en definitiva. No sirve para nada.
Si te ha ocurrido algo que te hace sentirte culpable, te daré algunas directrices para poder revertir la situación, no sentirte culpable y llevar ese sentimiento hacia la responsabilidad, des de donde se podrá encontrar una solución a dicho problema.
Cuando nos sentimos culpables, suele ser porque somos los responsables de algo malo, que ha ocurrido en otra persona o en nosotros mismos. Sentirse culpable solo hace que nos bloqueemos, como ya he dicho, ya que la culpa es un lamento que sólo nos impide encontrar una salida a dicho problema. ¿Y porque sucede? La culpa se mete en la mente, y no te deja pensar con claridad, el ciclo que sigue es el siguiente: Ha ocurrido algo malo, soy culpable, soy culpable de algo malo que ha ocurrido…y así podríamos estar siempre. Pero sucede que el circulo vicioso de la culpa, no soluciona nada.
Algo muy distinto sucede cuando nos responsabilizamos de algo. Ha ocurrido algo malo. Ha sido por algo que hemos hecho, entonces vamos a responsabilizarnos de eso que ha ocurrido. Lo primero que debemos hacer es analizar la situación:
¿Qué ha ocurrido?
Luego habrá que ver en que nos hemos equivocado o que ha pasado para que situación acabara mal, esto no lo hacemos para sentirnos culpables. Sino para no volver a actuar de la misma forma una y otra vez y aprender de la situación.
¿Podemos arreglarlo? Si podemos, tenemos que buscar las herramientas para hacerlo. En la gran mayoría de los casos se puede arreglar, en los casos en que no se pueda, se debe asumir el error. Y buscar su origen para no sentirnos culpables.
Pongamos un ejemplo:
Hay un calcetín rojo en la lavadora blanca y no me he dado cuenta. Toda la ropa ha quedado rosa incluso la camiseta de fútbol de mi hijo:
CULPA: soy un desastre, no me fijo en las cosas, ahora tendremos que volver a comprarlo todo, vaya gasto, mi hijo se va a enfadar…
RESPONSABILIDAD: vaya, me he equivocado, a todos nos puede pasar, tengo que aprender del error y la próxima vez fijarme mas cuando ponga una lavadora blanca. Creo que si dejo la ropa en lejía un poco y luego la lavo de nuevo con un producto para blanquear se solucionara el problema.
Solemos utilizar ejemplos fáciles y que nos pueden pasar a todos. Así somos mas conscientes que es un problema que a todos nos puede ocurrir.
RESPONSABILIDAD SIN SOLUCIÓN: puede que haya cosas que no podemos solucionar, cómo por ejemplo el haber pasado la gripe a otra persona o haber pasado una enfermedad genética a un hijo/a. En estos casos podemos sentirnos muy culpables pero insisto en la poca utilidad de sentirse culpable. Si este es tu caso, habla con los afectados, exprésales tu opinión. Hay cosas en este mundo que no podemos controlar, la naturaleza es una de ellas. Escucha lo que tengan que decirte porque seguro que te libera de tu culpa.
¿Ahora dime, ya te has quitado el sentimiento de culpa?